Artemisa blog

Llueve, son gotas de agua que se acompasan con mi calma. Lamentos, desilusiones. Son canciones que resuenan con el compás de su balada. Es un reposar manso, que aquieta con su ritmo la riada de mi llanto y cuándo amaina en su vibrato, el silencio se apodera del espacio. Pareciera que todo se quedó  en un vacío extraño...  en un vacío extraño... pero es cuando resurge la vida, de su melancólico letargo. Llueve, son gotas de agua que parten del desaliento de todos, y si pisas por el barro, chapoteas los obstáculos, que te sirvieron para  ser mejor Ser humano.  Es La depresión que corroe un ratón que se come, todo rastro de esperanza. Es huir del dolor, por desgaste del alma. La rendición que lleva a un callejón, de salida inmediata, colapsa al corazón.  Más al otro lado,siempre amanece el sol y ese mismo dolor, un día, se acaba.  Llueve, son gotas de agua que se acompasan con mi calma, en un vacío extraño...  en un vacío extraño ...

Dos amantes haciéndose el amor  furtivos de miradas  que consternan Cogidos de la mano, en una inverna  paz, en la intensidad de su calor. Dos amantes haciéndose el amor,  en un baile de cometas eternas Dos suspiros que vuelan al vapor de su pasión ,en una danza suprema.  Del fuego en la hoguera de su mirada me nace la respuesta, de mis días;  Vivir estando viva  y enamorada pues dónde  reina la violencia impía  se me antoja esta visión, una llamada al amor, en su dulce y sacra homilía 

Reflejos son de quererme De quererme madre,a mi aire Cuando me duela acudiré  al cobijo a guarecerme; de la fría hiel protegerme, a protegerme madre, iré.  Con dulzura amanecerme y en mi abrazo sonreiré, al espejo de mi sombra,  pues nadie como yo sabe, los caminos sin alfombra,  y la ternura, que es llave en mi valor que me asombra. El amparo en mi ,es la clave.   Cuando me duela acudiré  al cobijo a guarecerme, de la fría hiel protegerme, a protegerme madre,iré.

Dos amantes vi ,un día con sus ojos construyendo; la pasión que allí ardía. Y su mundo se fue de viaje, donde sólo ellos existían. Por un momento el tiempo se paró, en aquella homilía. Dos amantes arropados, al abrigo de sus risas. Dos amantes que se abrazan, en los besos de sus chispas; en lo intenso que atesoran, donde lo dichoso habita, en sus dos almas que se aman. Aroma dulce que embriaga. Para el mundo enamorados; para ellos llantos, de alegría. Sentir el cantar del viento, y el sonido de eternidad que se expresa, en sus silencios.